Dedicado con todo mi cariño a la Muy Antigua y Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno vulgo -del Puente-
Nazareno
penitente, que el Jueves Santo con la ilusión de un niño
desempolvas tú túnica morada y abrillantas tu tulipa, para acudir
a San Antón, a ver salir a Jesús, el Nazareno del Puente, y lo
acompañas con suma devoción, en su camino hacía la salvación de
los pecados del hombre. Con él rezas en silencio mientras camina
entre la gente, que con lágrimas en los ojos dirige la mirada a su
semblante, buscando su consuelo y rogando su perdón, a la vez que
sientes las horquillas chocar contra el suelo, al ritmo del latir de
tu corazón, dichosos banceros que el fervor de la fe os da fuerza
para a la orden del capataz elevar a Jesús al cielo. El Auxilio
camina delante, con paso lento, Rufo le tiende la mano a Jesús, el
Cirineo sostiene la cruz, cuanta ternura y compasión hay en sus
miradas. Cae la noche y la Luna es testigo de cómo las tulipas se
encienden, y Cuenca, perfecto escenario de la pasión más bella que
haya podido ver el hombre, se ilumina con el alma nazarena. Miserere
mei Deus cantan con voces celestiales en las escalerillas de San
Felipe. El, parece caminar solo y tú sientes que vas de su mano, le
vuelves a mirar a los ojos y en ellos ves reflejado tu dolor, esos
sentimientos encontrados que solo son capaces de percibirse bajo un
capuz, mientras lloras por los que ya se han ido, al compás de las
marchas de nuestra Semana Santa, esperando impaciente que el próximo
Jueves Santo a las cuatro y media de la tarde el cielo de tregua y
las calles se vuelvan a teñir de morado…
No hay comentarios:
Publicar un comentario