lunes, 11 de abril de 2016

REFLEXIONES NAZARENAS POR ROBERTO CACHERO: VIRGEN DE LA ESPERANZA.

REFLEXIONES NAZARENAS.

¡Buenas Tardes Hermanos Nazarenos de La Vida bajo el Capuz!.
Hoy, me presento ante vosotros para compartir una de las Marchas Procesionales que para mí, es muy especial. Se trata de, ni más ni menos, que de "Virgen de la Esperanza", compuesta por Luis Vicente Sánchez Cachero, o lo que es lo mismo, MI PRIMO.
Como todos sabéis, formo parte de esta gran Hermandad desde el año 1997, son casi 20 años de Hermano y qué mejor Homenaje comentando la Marcha de mi primo teniendo en cuenta los sentimientos que me produce en cada momento. A continuación os describo las distintas partes de la Marcha y los sentimientos que  se desata n en mi interior:
PRIMERA PARTE:
Hoy es Martes Santo en Cuenca, la Plaza de San Andrés se tiñe de verde y blanco alrededor de las 19.30 horas de la tarde, el cielo está encapotado y hace mucho frío. Los Nazarenos que nos agolpamos allí, en esta pequeña y mágica plazoleta, estamos deseosos de que salga el Cortejo Procesional.
De pronto y en medio de todo el silencio, las puertas de San Andrés se abren siendo las 20.30 horas. Los Nazarenos que estamos allí concentrados nos quedamos mirando atónitos a la Madre de la Esperanza y exclamamos: -¡Qué bonita y qué guapa la han puesto este año!-, mientras  el capataz dice aquella famosa frase  de: -¡Arriba!- y sus orgullosos y valientes banceros se preparan para hacer realidad el sueño de toda su vida: el poder portar a hombros un año más a la Reina del Perdón.
Seguidamente, llega el turno del Coro de la Capilla de la Catedral, mientras que los banceros se colocan sus verdes capuces para dar comienzo el Desfile Procesional, las voces del Coro se elevan colándose por cualquier casa, puente,rincón y plaza de la Cuenca Nazarena que en estos días de Pasión se viste de Morado Penitencia y sus calles huelen a cera e incienso.

SEGUNDA PARTE:
Comenzado nuestro particular Desfile del Perdón, la Madre de la Esperanza avanza muy solemne y pausada, acompañada por los acordes de las Marchas Procesionales de la Banda -municipal de Música de Cuenca dirigida con mucha maestría por parte de D. Juan Carlos Aguilar, por el lento y cuidadoso caminar de sus banceros y, finalmente, por todas las Conciencias Anónimas Nazarenas que vamos en la fila acompañando a la Madre de la Esperanza en su Dolor de Madre, orando y recordando todas nuestras vivencias Nazarenas, emociones, sentimientos, personas queridas que nos dejaron en su momento....
TERCERA PARTE:
La tercera melodía que suena en la Marcha, me recuerda al ir en la fila contemplándola muy de cerca y a la vez que voy viendo lo guapa que está con su rico Manto verde como los Ríos Júcar y Huécar juntos, su hermosa y perfumada Rosa que porta en una de sus manos y, finalmente, con su reluciente y brillante Corona, tenemos un diálogo muy íntimo y personal entre la Madre y su Hijo.
Eso es lo que yo llamo una confesión durante todo el recorrido de la Procesión, en definitiva, la contemplo muy de cerca y me transmite muchos valores, inquietudes, deseos y sobre todo, que todos mis objetivos y metas que me proponga en esta vida, se hagan realidad.
CUARTA Y ÚLTIMA PARTE:Mostrando ADIÓS MADRE DE LA ESPERANZA.jpg
La cuarta y última melodía de esta especial y emocionante Marcha, me transporta al tramo final del Desfile del Perdón, que tiene lugar desde la Puerta de Valencia hasta las antigua Iglesia de San Andrés.
En este emblemático punto Nazareno, la Procesión comienza su último ascenso hacia su lugar de origen, casi como " flotando en el aire", sus banceros la llevan con mucho mimo y cuidado, como si de una caricia se tratase, es uno de los momentos íntimos y especiales para mí.
Llega la repetición de la melodía, es el momento de sólo de el trombón, que me recuerda a la llegada de la Madre de la Esperanza a la Antigua Iglesia de San Andrés, donde aquí, en este punto, un servidor está alegre por haberse acabado la Procesión y porque el tiempo nos haya respetado durante su celebración un año más, pero por otro lado, está triste debido a que tendré que esperar otros 365 días para poder volver a verla desfilar por las estrechas y angostas calles de nuestra ciudad.
En definitiva, esta parte final de la Marcha, me recuerda a una Oración de Despedida que le rezo mientras que la Madre de la Esperanza se va alejando en el tiempo y, en ese momento, le digo estas palabras mágicas: -¡Hasta el año que viene si Dios quiere, Madre de la Esperanza!-.


Por Roberto Cachero.


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